La casualidad
sigue rondando en cada mirada que cae en el suelo. Quiero despertar entre unas
sábanas y sentir que no son las mías, verte amanecer y regalarte la luna cada
anochecer. Tu cuello es mi rincón favorito de esta ciudad y perderme junto con
tu exhalación entre el hueco de tus dientes mi mayor deseo. Sigo llevando de
pintalabios tus besos y de abrigo tus abrazos, que luchan contra el frío de
otro mes de Septiembre en el que aunque no quedan razones para vivir, aún queda
alguna para no morir todavía.
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