viernes, 2 de diciembre de 2011

Creeme cuando te digo que te echo de menos.

Recorro cada habitación en busca de tu rastro, miro cada una de las cosas que todavía siguen aquí y parece que nunca te has ido. Me siento en la cama, mientras miro tus fotos viejas y me doy cuenta de que a pesar del tiempo no has cambiado nada, siento que puedo tocarte. Me muerdo los labios y cierro los ojos mientras pienso en lo mucho que te echo de menos, mientras pienso en todo lo que daría por tenerte cerca como siempre, por abrazarte, por una de tus charlas, porque te enfades cuando quiero cambiar la emisora. Desde que ya no estás han cambiado tantas cosas, pero otras jamás se irán como por ejemplo cuando suena el teléfono y tan solo espero que sea tu número, o esperar cada viernes que llames a la puerta de casa, incluso a veces cojo el móvil para llamarte para que vengas a buscar pero cuando abro la agenda me doy cuenta de que no vas a venir. Es entonces cuando me doy cuenta de que estas demasiado lejos y que por mucho que cierre los ojos tu no aparecerás por arte de magia.

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