miércoles, 7 de diciembre de 2011

Rutina de sentimientos.

Monotonía. Dulce monotonía aburrida. Los días comienzan, transcurren y acaban. Y pasan. Uno tras otro, cual desfile de tiempo. Los mismos ojos cenizos de tantos sufrir y la misma sonrisa torcida por falta de reír. Suspirando palabras no pronunciadas. Tragando miedos contenidos y respirando recuerdos olvidados. Café frío como el vacío de su cama. Bufanda suave, como las caricias en su espalda. Llaves de un amor roto de esperanzas. Calle, transeúntes sin vida, como marionetas manejadas por titiriteros. La esquina que abandona mis pensamientos. Cruce, de colores grises con claxones enfadados. Dentro, caliente verano. Saludos convencionales, de pura cortesía, Insituto. Saludos , algunos con sonrisas fingidas y otro con sonrisas a medias. Las horas muertas de vida, ocurren. Y desaparecen. Despedidas. Adiós, adiós. Regreso. Hogar, dulce hogar y un vacío lleno de silencios, también. Nada que hacer. Nada que vivir.

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