sábado, 14 de enero de 2012
Ha dejado de ser un juego
Pensábamos que todo era un cuento de hadas, tan inocente e infantil como dos niños que hacen un castillo en la playa, tan fácil como construir una pequeña torre con los Lego. Y hasta ahora así era. ¿Por qué tuviste que cambiarlo? ¿Por qué ahora es todo tan complicado? Supongo que algo de culpa tenemos nosotros, que dejamos nuestra infancia a un lado, para dar paso a los problemas y complicaciones que la adolescencia conlleva. Son solo eso, complicaciones, que nosotros mismos nos ponemos en el camino. ¿Para complicarnos la vida? No le encuentro otra finalidad. Porque ahora las miradas son más frías, las conversaciones más tensas y los movimientos más estudiados. De pequeños todo fluye sincero, fácil, espontáneo. Recuerdo esos días en los que conseguíamos mirarnos a los ojos y sonreír, sin ocultarnos nada.
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