jueves, 27 de octubre de 2011

Perdona si te llamo amor.

Imagínate a la persona más patosa del mundo, imagínate a una persona que no pare de equivocarse y de meter la pata, imagínate a un ser humano que parezca de piedra pero que es en realidad lo más débil. Piensa en alguien que siempre lleva una sonrisa en la cara, pero que por dentro esté siempre echa polvo, piensa en una persona que no para de dar consejos pero que nunca será capaz de aplicarse ninguno a ella misma, piensa en alguien que siempre saca cosas buenas de los problemas de los demás y que siempre saca problemas de sus cosas buenas. Imagínate a alguien terriblemente pesimista y bipolar, llena de millones de defectos. Imagínate a alguien más que tonto e inmensamente estúpida. Piensa en una persona en la que muy pocas veces has visto llorar pero que se muere de ganas de hacerlo, pero se contiene porque su orgullo no le permite que lo haga delante de los demás; no le gusta dar pena. Piensa en una persona inquieta, risueña, loca, cariñosa pero también borde. Piensa en alguien no demasiado guapa pero que tampoco lastima la vista.
Y ahora después de imaginarte a esta persona, ya me conoces. Sí, indudablemente esa persona soy yo

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