jueves, 6 de octubre de 2011

Creo que en el momento en el que te tienes que parar a pensar si de verdad quieres a alguien, ahí, justo ahí, ya has dejado de quererle para siempre.

¿Sabes esa sensación nada más levantarte en la que sientes que no será un buen día? Que todo lo que te propongas saldrá mal, que no será el día en el que se arreglen tus problemas, que no conseguirás reconciliarte con nadie, que todos estarán en tu contra, que lloverá y te helarás de frío, que echarás de menos más que nunca a los que están lejos, que las heridas que ayer tenías curadas volverán a abrirse, que perderás los nervios más de una vez... ¿Sabes a lo que me refiero? Pues olvídate de esa idea, exactamente porque es sólo eso, una idea. Hoy puede ser el día en el que logres tu mayor objetivo, en el que te sientas realmente a gusto; el día en el que te enamores sin querer, en el que aprendas a disfrutar del sonido de la lluvia, en el que por fin comprendas las matemáticas; puede ser el día en el que tus amigos te demuestren que están ahí... Hoy puede ser el día que tú quieras que sea, tan sólo tienes que mirarlo desde otra perspectiva

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